Cómo conectar con tu cuerpo
Reconectar con tu cuerpo implica un acto de gran voluntad. Implica hacer un alto en tu día a día y dejar a un lado tus pensamientos para darte cuenta de qué es lo que tu cuerpo quiere comunicarte. ¿Te atreves a escucharlo?
¿Por qué desconectamos de nuestro cuerpo?
Porque no lo aceptamos y nos resulta más fácil desconectar de él. De esta manera, nuestra mente tiene algo menos de lo que no preocuparse. Evitamos a toda costa mirarlo, cuidarlo y escucharlo porque nuestro cuerpo no es como nos gustaría y no es merecedor de nuestra atención. En definitiva, le negamos la existencia.
Porque no cumple nuestras expectativas que normalmente nos vienen impuestas por la sociedad. Y como nuestro cuerpo no es como «debería» ser nos sentimos frustradas y lo alejamos de todo tipo de conexión. Mi cuerpo no es como yo necesito, y por lo tanto, no es merecedor de mis cuidados.
Para no tener que responsabilizarnos. Cuando escuchamos a nuestro cuerpo nos toca asumir todo aquello que él necesita. Si al escucharlo me doy cuenta de que necesita un descanso, tendré que dárselo. Si me dice que necesita ejercicio, tendré que moverme. Si me dice que necesita mimos y cuidados, tendré que ser amable con él. O si me dice que está ansioso, tendré que hacerme cargo de dicho estado y solucionar aquello que me lo esté provocando, ya sean situaciones, creencias o relaciones… Escuchar a nuestro cuerpo requiere de responsabilidad y es ahí, cuando activamos nuestra desidia, o lo que es lo mismo, la pereza que nos da tener que mirar hacia nuestro interior.
Por falta de tiempo. Esta es una muy buena excusa si te pasas el día para arriba y para bajo dando tumbos sin parar. Te ocupas el día de tareas, obligaciones, compromisos… y te quedas la última de la lista. Pero se trata de eso, de una muy buena excusa que te pones a ti misma para convencerte de que no tienes tiempo para estar pendiente de tu cuerpo. Pero no te engañes, si te ocupas el día con tantísimas cosas, es probablemente un mecanismo de defensa de tu inconsciente, para así, no tener que hacerte cargo de lo verdaderamente importante.
Falsas creencias. Podemos creer que nuestro cuerpo solo es un vehículo. O quizá pensemos que nuestro cuerpo solo sirve para trabajar. También podemos creer que nadie me querrá con las imperfecciones de mi cuerpo. O que tengo que ser de una determinada forma para poder aceptarme. En definitiva, nos acabamos identificando más con aquello que dice nuestra mente, que no con lo que nuestro cuerpo nos está intentado expresar. Y poco a poco nos vamos alejando más de nuestra relación cuerpo-mente, focalizando toda nuestra atención en nuestros pensamientos y creencias.
¿Cómo saber si estoy desconectada de mi cuerpo?
Aquí te facilito algunas claves que te darán pistas para saber si estás o no en conexión con tu cuerpo.
- Si dejas de hacer cosas porque no tienes el cuerpo perfecto que te gustaría.
- Si sientes sensaciones desagradables en tu cuerpo y no sabes por qué están ahí ni cuando llegaron.
- Si no disfrutas de las relaciones sexuales por tus creencias respecto a tu cuerpo.
- Si enfermas muy a menudo y te has “acostumbrado” a ello, sin intentar antes buscar causas emocionales.
- Si le habas injustamente y lo juzgas por su aspecto o forma.
«Presta atención a tu cuerpo, a veces se enferma para que sanes tu alma»
¿Qué puedo hacer para conectar con mi cuerpo? Mi propósito.
Acéptalo. No hay otro camino que no sea el de la aceptación. Y esto no significa que tenga que gustarte tu cuerpo tal y como es. Aceptarlo significa que no le hablas injustamente, que no eres crítica ni exigente con él. Sino que le hablas desde el cariño y la comprensión. Le hablas con la paciencia que ambos necesitáis, para entonces sí, responsabilizarte de aquello que deseas mejorar, no porque lo niegues, sino porque sabes que es lo mejor para tu salud física y bienestar emocional.
- Date cuenta de cómo le hablas a tu cuerpo, o si directamente no le hablas. Permítete 1 minuto al día para agradecerle todo aquello que puedes hacer, sentir, vivir… gracias a él. Sé amable y justa con él.
Contacta con tus sensaciones. Dedícate 5 minutos al día para conectar con todas aquellas sensaciones y tensiones que existen en tu cuerpo. Solo con prestar atención bastará para que tu cuerpo empiece a sentirse comprendido, escuchado y amado. Poco a poco esas sensaciones, se convertirán en perfectas aliadas y te ayudarán a entender que es aquello que te proporciona bienestar y aquello que no.
- Apunta en una libreta qué sensaciones y emociones sientes en tu cuerpo al prestarle atención consciente. Poco a poco te resultará más fácil identificarlas y sé convertirán en una importante vía de comunicación para darte cuenta de tus necesidades reales.
Obsérvalo. Haz un repaso de tu cuerpo, cada 3-4 horas aproximadamente para darte cuenta de qué es lo que necesita. Algún cambio postural, un estiramiento, dar saltos para liberar tensiones…
- Haz mínimo 3 descansos al día para hacer un repaso por todo tu cuerpo. Cierra los ojos y focaliza tu atención en las diferentes partes de tu cuerpo para darte cuenta de la existencia de posibles tensiones o dolencias.
Relájalo. Encuentra formas de relajar a tu cuerpo sin que él tenga que mostrar síntomas de que necesita relax. Escucha música, escribe, respira conscientemente, realiza alguna actividad física… Tu cuerpo necesita momentos de calma y tú de desconexión mental.
- Ayuda a tu cuerpo a relajarse después de la jornada laboral. Prueba diferentes actividades que te ayuden a hacerlo.
«La belleza no dimana en un cuerpo hermoso, sino de las bellas acciones»
Pingback:Beneficios de estar en contacto con la naturaleza -
30/04/2017 at 7:12 pmFrancisca
23/05/2016 at 1:35 pmYo sigo intentándolo cada día. Leo todos tus posts y cada uno de ellos me da un leve pero certero impulso.
He incorporado respiraciones, el minuto de meditación y estiramientos. Paso a paso la semilla va dando frutos.
Marta García Psicóloga
02/06/2016 at 8:42 amCómo me alegra leerte Francisa 🙂
Y así es como se logran los grandes caminos, paso a paso…
Gracias por tu apoyo! un abrazo gigante